Eres dinamita, eres el fuego que calienta pero no quema. Eres suave y resistente. Eres chocolate en invierno y el hielo que se deshace en la piel al sol del verano. Eres el viento que respiga tu cuello en primavera y el charco que hacen salpicar los coches en otoño. Eres como algodón de azúcar y a veces, un perro de los que ladran y no muerden. Eres todo lo que llevo mil siglos esperando. Eres todos mis errores convertidos en aciertos, y mira que he fallado, aunque, ya sabes, hasta un reloj parado acierta la hora dos veces al día.
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